¿Quién puede
afirmar que la luz y la sombra no hablan?
Solamente
Aquellos que no comprenden el lenguaje del día y de la noche
Moussa-ag-Amastan
No
comparto, no despierto con el celo perfectamente interpretado por la idea del
festejo unívoco, ni regar una vez al año la hortaliza, deseando un festín cada
tres amaneceres.
No comparto el
cavar un agujero para guardar lo que debe ser mostrado, aquello cuya esencia
reclama serlo.
Un día es
simbólico, pero nosotros sabemos que también es una mentira el signo de 24 hrs,
el actor más mal pagado y menos elogiado por los gestos.
En este amor que
forjamos, nada es comedia, ni tragedia, no hay melodrama, y nunca farsa, pero
sobran escenarios, igual desiertos buscando en vano la alucinación.
No comparto atar
nuestras venas al árbol marchito, ni marcar con fechas las holgadas tardes que
¡sí comparto contigo!.
No comparto dar
oídos al aullar del viento que viene rugiendo de su cueva como si vomitara una
manada estrepitosa de silencio, jamás verás prestar gravedad e invertir
cencerros.
Las palabras no se
agotan, cuando del acantilado llueve y no del cielo,
Los bramidos
brotan del tieso lupanar fijado en el agudo hielo, el relator camina tocando su
espejo de agua, el poeta atraviesa la bruma y despierta al alma, acuchilla al
becerro y salta sobre su cálida sangre.
Tu fincaste la
lingüística para mí, y no dejo de hablar, ni de escribir, más si yo comiera un
sólo lustro cada mil años, he de asegurar que
la tinta con que esbozaste mi trayecto, se desvanecería, como si
lágrimas ausentes borraran mis memorias futuras.
No comparto
latidos esporádicos, ni temblores perezosos. ¿Por qué mirarse en el suelo
turbio, cuando te tengo a ti para recordarme?
Siempre, y jamás
nunca...comeré un higo sin antes probar la miel con la que me amantaste, y
sorber un poco del agua de coco con la que me enseñaste a beber, refrescando
hasta la última de las bocanadas de fuego.
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