La voz en
carnaval brota del punto más profundo
Es una estela de
azar que responde a la cosa
Una canción
abismal del otro lado del mundo
El cuerpo es una
contusión más del campo y la madera
Una deshecha
escalera que traduce y traslada a la suma
El mito de la
hiedra que no tiene cabeza
Un hematoma en la
tierra, vuelto coágulo insoluto
Desde el verso
más enjuto, hasta la caverna más dolosa.
Las escamas, las
líneas transversales
Los poros son ya
flores entre nieblas lumbares
Es la herida
tiniebla hincada en el alcázar
Iniciada por
zánganos
Abrigada en
luna tibia
Soy un golpe
aterrizado en la suavidad urbana
Y un suspiro en
el bosque afortunado;
De castañas vive
el alba, entre amenazas de muerte,
Y de miradas la
noche con su sonrisa enrevesada;
Soy iguana
volteada, rebatiendo con el sol
esto no es un
grito de socorro
De entre las
montañas más altas
Sino un socorrido
rito
Oficiado en las
regiones más bajas, pero igual de soberbias
Donde respiramos
el aire y el sulfuro descansa,
Él revuelve con
su luz el día entero
Y del sitio cero
regresa
Cuando licuados
están pensamiento y sangre
Como gorrión
asustado y furioso
Poniendo al revés
los luceros
Que van de prisa
pisoteando cascabeles
Agraciando el
escarmiento, los azahares y las rosas
Es el que roba y
devuelve, pero sin arrepentirse
Como si no fuera
a irse del país donde retoza
Es un aliento
furtivo, que nada desdeña
Soy una sombra
que nadie soñó
Sobra un pirata
esquivo que traza islas y encalla en la ausencia
Como la triste
especie que cercenó malestares
Escala la peña
altivo, expandiendo su piel rugosa
Siente vértigo en
la orilla, como si fuese a parir un niño
Es su capa
quisquillosa que lo engaña con su velo
Se le mintió por
primera vez a la verdad
Señora deslavada
e injusta,
Y ésta, imbécil,
compasiva y nerviosa
Acudió al monte
de los peces escasos
Nada más que se
cruzó consigo misma.
La fatiga,
expresión franca de la realidad
Cualquier gusto
de cualquier persona, con cualquier historia,
En cualquier
circunstancia, en cualquier tiempo y en cualquier actividad,
Ignorante y
sapiente.
Caída,
desamarrada, desfallecida, errabunda, desavenida,
Carbonización
dela blanca espuma,
Extranjería del
pasado.
Buho triste y
exiliado
Del la marea al
transito
De la calavera a
la feria.
Emblema
torrencial del limpio ducto
Encuentro de
flamingos fugaces
Flema de dioses
tísicos
Ruborización de
los lagos
Saliva encendida
de mares
Semen brilloso de
aurora
Cascarones de
goma y haces.
Sirves el llanto
en una bandeja cerrada
Levantas la tapa,
sacas la lengua
Y lo ahuyentas,
luego se congela
Das un coletazo a
las ceibas
Despiertas las
fuentes culebrinas
Y a los
borbotones de luz inquieta.
Penumbra
salpicada de tempestad
Tú eres la
intempestiva, y no la carretera de mi boca
Valeroso el que
la acompaña
Y que serenas
campanas
Interrumpen su
trago
Violentan la
execración del cardumen
Invitan al
gorgojo aciago;
Emplumada está el
alma
Por la
efervescente tintura escarlata
Dime, contéstame,
desnúcame
...medio día...
regocíjame
que las espinas
de ámbar me encajen
en la quimera que
ama y mata
no tengo que
decir nada
nada tengo que
inaugurar
sin verla eres la
más aclamada
eres la más bella
pero también la
más vituperada
¡qué la he
nombrado la bella!
Ínsula de miel y
verbena.
Talla en su torno
cada milímetro de su jornada
Y al final cuando
el cielo está en su total intermitencia
Se desenrollan
sus anhelos y empieza a mascar sus labios
A enmohecerse sus
deseos,
De un inframundo cercano, que
gobiernan los ateos
Ojos acendrados
que adivinan
Y sufren por el
porvenir nunca puntual, nunca dado, nunca aquí
Pues a destiempo
viven los mimos
Y las destrezas
asiduas enjuagan el pan
Es el gargajo
frito de aquel nebuloso escolar
Dime porqué no te
miro o porqué te dejó de mirar.
Contesta porqué
el silencio victorioso
Robóme las
palabras de nuevo
Y las más
valiosas por cierto
Aquellas
insalvables palomas del cerro
Que se escapan
como prestadas salvajes
Y ahogó hasta el
último altar...
Los oyes hablar,
ojalá se callaran
Desconcentran a
todos, son piedras de río
Inmóviles, pero
muy ruidosas
Al converger en
su riel, crujen.
Obedéceme o te
mancillo, vine a mí acuchillado
Se que su
república es el hablar de un etrusco
De un mono
oriental, que no ha hablado nada mal
Sino refiriéndose
a dos principios recalcitrantes
Que humeen los
instintos imposibles
Entiérrame, como
aquel que tan profundo descomenzó
Y yo como
lacónico fósforo
Recorro nadando
el océano oscuro
Nada que sea
puede verse privado del vilo
Prestan el telón
eterno, flota el deshielo del cronotopo
Regresa a mí faro
perdido, patria inoculada.
Así esos tambores
abigarrados
Retumban como los
pasos de las pulgas
Y el lápiz
golpeando la puerta de gas
Y esa melodía muda
que entona la rota raya...
Escríbase en los
árboles la corteza
Márquese a la
ráfaga de células con ella.
Individuo que
descansa anclado en la reflexión
Sirva esta pobre
ocasión
Para hacer de las
tardes horas enfiladas al vacío
Y de los transes
y postreros idilios
Silbidos
tempranos y suertes sosegadas.
Cargo un aguacero
tras la espalda
Que me impide
abstenerme de vivir
Delirando en la
cañada, con una copa de agua
Abrí el cauce de
lo inevitable
Transgredí a la
carrera de lo imposible,
Reverbera lo
inacabado, siempre así, infinito, mísero.
24/04/04
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