domingo, 23 de junio de 2013

Búho en Subway

Entre tanto parpadeo llegó insólitamente,
Un defensor increíble de sus propias alucinaciones,
Intrépido como un ser que desafía sus pasos vino,
Abría su alegría como quien desenvuelve un regalo,
Ante el estupor de la primera mirada obscena,
Tira el papel y el artificio, deja que salgan los colores reales: nada.
Fue llamado para leer unas cuantas palabras que no podía entender,
Sin problema, se recostó sobre el césped recién podado,
La lluvia cosquilleaba su cara, mientras el libro del cielo arrojaba sus ideas sobre Él.
Entonces, tuvo que entrar de nuevo a escena,
Tiraba de las cuerdas frágiles que columpiaban simultáneamente sus recuerdos,
Irreverente vio como los planetas lo emboscaban y en un minuto,
Toda la eternidad se concentró dentro de una habitación de paredes lisas,
La rugosidad del infinito vació el lugar casi por completo.
Cerró sus ojos de lámparas con llamas en el centro,
Meditando devolvió hasta el primer aliento, su recitación era perfecta,
El ritmo de su corazón una obra maestra, la noche lo adoraba como el último resto de lo sagrado,
Indiferente se mantuvo en vilo, su sabiduría relató bruscamente el abismo hondo de donde nacía,
Espera la magia, superó el espanto, baila ahora a cada instante con sus miedos,
La canción está por comenzar, las suelas de los zapatos empiezan a sacar chispas,
El búho entra en acción. Duerman. Él lo sabe todo, aunque ustedes sigan suponiendo
Entre sábanas adúlteras que Atenas está lejos, o tan cerca como Manhattan.

viernes, 7 de junio de 2013

Camino hacia la vida. Andando.

Camino hacia la vida
Y percibo que ahí estás,
Los senderos de tierra mojada,
Abandonan imprecisos su lugar,
Se pierden en la niebla de su aliento,
Alegre porque suena delicado el viento,
Siente pronto su comienzo regresando desde donde vino,
Toma atajos paciente y prefiere buscar otras alternativas para llegar al mismo sitio.
Así como Aristóteles advirtió que el ser se dice de muchas formas, así puede la vida, enunciarse,
Palabra, lenguaje, ser, fiesta, juego, viaje, anda, gatea y balbucea, fresco y matinal es al fin...
Enamorarse.

La panadería

Hace tiempo, en mi juventud adolescente, escribí un cuento sobre una panadería, en la que, invirtiendo la narrativa de los Hermanos Grimm, aquí salían seres vivos de un horno casero. La magia del asunto, que ahora es recuerdo, es que seguramente hubo una influencia formativa (en mi secundaria aprendíamos a ser autosuficientes y uno de los talleres a los que asistía era precisamente el de Bakery). En ese texto, por cierto, valga decirlo, modestia aparte resulté ganador de un certamen literario delegaciónal, en el que participaban niños de todas las edades. Yo tenía casi la mayoría de edad, mis competidores no rebasaban los diez o doce años. Mi primera impresión al verme entre párvulos, fue, lo reconozco, algo desconsoladora, sí había ganado un concurso de cuento ilustrado, pero compitiendo quizás injustamente con pequeñas personas. Después supe que los niños que me acompañaban salían con sus colores y su experiencia en letras de donde antes en la escritura galardonada salía humo y pan. Suave en forma de infantes que gradualmente adquirían movimiento, inteligencia, estaban vivos y sabían escribir muy bien.