domingo, 3 de noviembre de 2013

Hace una hora en la madrugada


La noche crece y la luz se esponja,
Testarudo es el puercoespín, arroja su mirada al pozo de helio
Agobiado de la multitud se desliza sobre el cabello húmedo del prado
Se va acomodando entre las cortinas y el corcel halado.

Después de la alegre derrota, termina desnudo sobre el polvo cósmico
Incapaz de besar la tierra edulcorada, elogia la sobrepoblación celeste del fuego húmedo.
Se interna en las grutas que transparentan su vulnerable castillo
El viento le grita insultos, se siente aludido, sus timbales se independizan,
La orquesta se redujo a las loas y a las cavilaciones de los rumiantes.

Se nota el vacío de los terremotos,
Divagando estaban los altavoces,
El jolgorio de los escarabajos afligidos lanza la primer llamarada
La pendiente se oblonga,  el mar aparece y el mástil erecto se truena 
Ya todo es creíble, por haberse fiado de los globos, pan del vértigo.

¡Plomero avísame si hay Patas de solitarias abrumadas!

En la cima del  último centímetro de la duna aúllan lo lobos.

¡Plomero avísame si hay Patas de solitarias abrumadas!

Interrumpí a la cigarra, pensé que estorbaba en la carretera,
Las espiroquetas en la aduana me pidieron el pasaporte,
Los guardias están adormecidos (no hay anticuerpos)
Pero llegaron las moscas despiadadas y en grupos de cuatro,
Yo era miel silvestre,
Y ese copretérito fue mi condena,
Su aliento, juez en el litigio de la degustación
Su intermitencia el verdugo de mi subconsciente
Siempre vivir inmerso en el corazón del roble,
Siendo pisado por las libélulas de la transitada orbe,
Y pilar agrietado de las ocurrencias de las crías atómicas ulteriores. (hongos)

El día se desvanece, y la oruga se retuerce,
Deje el estado de pupa en el pueblo de las Maravillas,
Ahora soy una esfera de color,
Doy contorno a la estela del dolor,
Y dos rayos me ofrecen una invitación a la sintonía,
Me desvisto de lo limpio, puedo seguir trotando sin lograr ahuyentarme los bruscos puntos negros de tu faz. La primavera no se cansa, pero toma vacaciones oportunas.


¡Plomero, ya me salpicaste de nuevo, y te dije que yo soy rico
no necesito de tu oro, tengo una mina propia, un reservorio que no se rige por la
dieta de Gea! 

Así que destápate, hace una hora que di a luz.

México, D.F. a 18 de marzo de 2003

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