Eso es lo que me agrada de
ti
Conocerte incompleta y
demente
Presentarme asustadizo
ante la nada
Correr entrometido ante la
vida
Llover verbos puntuales
sin haber visto hacia la tinta o la penumbra
Caer sonrisas fluviales
sobre las bocas poco ociosas
Gozar de nieves frutales
mientras escucho de ti voces indisciplinadas
Rasgar carrizos enteros,
disfrazando mis ojos de ortigas.
Atenúas las
periódicas notas, lo he notado, y aún
así continúo perinola
Incursionas en el
dormitorio de mi melancolía
Insatisfecha y explosiva
magnetizas la brújula,
Y te sustituyo en la
reacción perdiéndome por ti
Nostálgica irrumpes en los
octubres de mis días
No te he localizado,
primitivo viajero de mi subconsciente
Aunque no llevas algún
reloj en la muñeca
Ni huecos en las muelas
cavernosas
Estás recostada sobre la
cama de lirios
Que se convulsiona
discretamente
Desplazando de ti
propiedades extraordinarias
Previniendo así mi audaz
vergüenza
De los ocres arrebatos
incisorios.
Llevas sí una maleta al
hombro, que parece estresada
Sin contenido palpable,
tal como eres, abstracta
Y sólo cuando crees a tu
conveniencia sedentaria
Concreta, material,
física, atosigada de masa
Tierra jugosa, cagada del
cielo, universo de lunas
Que con esponjosas
verrugas aterrizas en mis sospechas
Aquí me tienes tieso, por
eso te observo blanda
Con una tajada de yeso,
así conservo tu cara
Sin superar la coprofilia
curso alpinismo
Me resbalo en tu húmeda
vagina, sosteniéndome de una rama encerrada
Deslizando los cilindros
por los primeros humores de la estación próxima
Insinúo sin atavíos una
partida inmediata
Pero creo es mas bien
evidencia de mi torpeza erótica.
Cumples con la repetición
de agujeros blancos
Condensando términos
promisorios y perversos
Desgarras agresiva el
tibio regazo silvestre
Desocupando primero de tu
envase los huesos
Pensaste nunca en
dispensarte de esta huida
No comes, no duermes, no
sueñas
Caminas en ocasiones
dispersa y por minutos escasos
Poco o nada propositiva,
debajo del sofá como contorsionista
Calzas zapatillas sin
suela y no hay quien me consuele por verte vestida
Cuando es evidente quién
adquirió esa soltura sin trapos
Ropero ínfimo, despojo
honesto, desnudez franca
De ti he visto alejarse
sola a la dicha, divorciada
Vienes flotando con todo
sollozo tonificado
Te elevas aérea por arriba
de las moléculas excitadas
Y alejada de las sinuosas
vías escoges una franja saturada
La historia del tigre
pálido el feroz y hábil felino,
el cuento sobre la disputa
heterogénea del destino.
El prometido prefiere el
resumen de los besos
Se ve así mismo como una
síntesis sin palabras
Como un verano sin kilos
de sol
Engrane entre manecillas
desesperadas
Sin numeración cabal, ni
nombre fijo
Atado al agua amante de
los ojos entreabiertos de los atardeceres flojos
Dispuesto a dar sus
canastas,
Si es que los cestos
llevan vacía su artesanía
Mantenida como tal, sin
licencia de alevosía.
Ni registro de sus
humildes y cálidos talleres,
Magia lacerada violentamente
por las espadas desabrigadas
Abriendo el caramelo el
zaguán de la laringe
Salta cobarde el filo
desperdigado en las mocedades aleatorias
Ficticia ruleta en la proa
de las carpas plateadas.
Erradas distancias nos
comprometen
Sacudidos por la indigestión
del océano capilar
Flanqueando con la
neuralgia de las cañadas
Desvive su ambición en
coqueteos gentiles
Y calcula la longitud imparcial de las miradas
Aquellas huérfanas sin
molestia decretada
Palpitantes como pura
incandescencia
Coloniales como el hombre
aventurado,
Rústico incivil
anestesiado por la efusión depravada
Pobre bestia, difícil si
fuese ciudadano
egoísta impar en un
infinito deshabitado.
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