El
poeta es primitivo
Se
resbala por el pensamiento
Es
salvado por la palabra
Hilvanado
por el estilo
Priva al hielo y lo
aniquila.
Carga una montaña
en su espalda
Pisa el pie derecho
al izquierdo
Hace lo mismo sobre
su mano,
Una atrapa a la
otra, intrépida y depredadora.
Es una roca
envuelta en un paño de oro
Sus plantas son de
color café
Y no es por
contingencias azarosas
Envilece el
pedregal incendiado y es raíz entrometida
Alza los brazos y
le arranca a la luna su cabeza
ésta desangra
fácilmente, de su rostro escapan anhelos
como de los muelles
barcos, galeones y veleros
la reflexión retoza
ya en el ombligo del cosmocida.
El espejo lacustre
se tiende liso
Estirado sobre la
llanura mediata
Un estrépito en el
valle inaugura
Un anquilosamiento
inmenso
que ebulle al cojín
calendarizado
Primigenio y astuto
cielo turbio, distendido bajo tu pupila
Quemado y desvelado
por la juerga y de los insectos su saliva
Hecho de mimbre,
manchado de lodo y pulpa de mango.
La colina es su
albergue trenzado
Luego de sacrificar
al satélite
Resuelve sus
tristezas lloroso, ahogándose en la madera
Encerrado atisba
chispas de oscuridad en la caverna
Aún así, la sangre
blanca y espesa continúa acariciándolo
Se filtra
ingeniosamente por una grieta
Que mira al
exterior hostil y desconocido.
Una estalactita
calcárea emana un fulgor tímido
Llama la atención
del hombre,
quien
distraídamente suelta a la protectora aurora.
Ahora ve más que
nunca, oye más que nunca,
Siente más que
nunca, rasgan su frente.
Se anclan sobre sus
narices aromas más que nunca
Asamblea de carpas
tornasol, el sonido se disipa
El aire queda
prensado en los pulmones
La faz queda
gangrenada, los cachetes como globos
Que en el escape
quedaron incomprendidos,
Viajan en parvadas
hacia el polo plutónico.
Es al discurso un
matinal menester
Hacer de su
expresión un embate
Dada la enemistad a
atender
El coyote
racionaliza a la presa
Y el conejo huye
hacia las fauces del rey
Por que la premura
lo persigue
Y cuando el cielo
se abre y la tinta se devela
Se dispersan los
fantasmas de la ley.
Cae rendido sobre
sus espinosas letras
Que le atraviesan
sus ropas.
Lo restante se
incendia sin heredar vacuna
Deja de ser inmune
el próximo hacedor
Quien compone los
antifaces de la medida
Envilece y
regurgita, veo brotar pus
Que cobra vida en
su resquicio vocal.
Enfermo exige aún
más de la vida,
Vivo demanda la
muerte
Muerto está
trasnochado,
La resaca siempre
va
Está donde siempre
nace
No está donde nunca
muere
Estamos aquí porque
fuimos indiscretos
Ahora ardemos y no
somos mas que susurro del viento
Un soplo y sobras
en el destierro.
Hablamos durante
una milenaria huída
Hemos dicho nada en
años libertinos
Enmudecidos en el
tiempo perdido
Digeridos por la
lidia, asolados por el filo.
30/09/03
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